Los Ángeles Azules transformaron, el pasado viernes, el Auditorio Nacional en un auténtico templo de la cumbia.
Fotografías: @ocesa_total
Los Ángeles Azules, originarios de Iztapalapa, conquistaron el escenario con un espectáculo lleno de energía y diversión. Ofrecieron a los asistentes una noche que quedará grabada en sus memorias.
Con un lleno total que superó las 10 mil personas, el Coloso de Reforma se estremecía al ritmo de la cumbia, salsa y rock and roll. El concierto comenzó puntualmente a las 21:00 horas, con los ocho integrantes del grupo luciendo elegantes trajes. Las mujeres, con deslumbrantes vestidos amarillos, y los hombres, cada uno con sus característicos instrumentos, cautivaron al público desde el primer acorde. Este fue: “Entrega de amor”. Un tema inicial desató la euforia y puso a todos a bailar, borrando las barreras de las butacas y uniendo a la audiencia en un solo movimiento.
Entre gritos, aplausos y una conexión única, Los Ángeles Azules ofrecieron una primera parte del concierto repleta de éxitos. Temas como: «Mi único amor», «La cumbia picosa» y «Ni Contigo ni sin ti». El Coloso de Reforma se convirtió en un mar de movimiento y alegría, con cuerpos que no dejaban de moverse al ritmo contagioso de la cumbia. Cada canción se sentía como un himno, despertando recuerdos y emociones en todos los presentes.
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Los Ángeles Azules y su Magia De La Sinfonía
La segunda etapa del concierto trajo consigo la sorpresa de la participación de la Orquesta Sinfónica, elevando la experiencia musical a un nivel superior. Temas como «El amor de mi vida», «El Listón de tu pelo» y «Las Maravillas de la vida» resonaron en todo el recinto. Consolidando la fusión única de Los Ángeles Azules con diferentes géneros musicales. Esta combinación perfecta entre la cumbia tradicional y los arreglos sinfónicos demostró la versatilidad y creatividad del grupo, dejando al público fascinado.
Las colaboraciones especiales añadieron un toque extra de emoción a la noche. Panteón Rococó compartió el escenario para interpretar «Todos los rumberos», desatando una ola de entusiasmo entre los fans. Mía Rubín impresionó con su interpretación de «Nunca es suficiente». Así mostrando su talento y carisma. Cada colaboración aportó una nueva dimensión al espectáculo, enriqueciendo la experiencia musical de la audiencia y haciendo de cada momento algo especial.
El gran cierre estuvo a cargo de Jay de la Cueva. Con un emocionante juego de luces, interpretó «17 años», fusionando la cumbia con el rock and roll. Y por supuesto, dejando a todos los presentes con un recuerdo imborrable de una noche mágica y llena de música que trasciende fronteras.
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