

El Masters 1000 de Cincinnati se ha convertido en un verdadero desafío para todos los jugadores debido a las altas temperaturas, con una sensación térmica que supera los 40 grados centígrados. Entre mareos, atención médica constante y jugadores buscando desesperadamente hielo para refrescarse, el torneo se ha transformado en una prueba de resistencia más allá del tenis.
En este escenario hostil, Carlos Alcaraz demostró una vez más por qué es uno de los tenistas más preparados física y mentalmente del circuito. El murciano, actual número 2 del mundo, venció al serbio Hamad Medjedovic por 6-4 y 6-4 en una hora y 35 minutos, asegurando su pase a los octavos de final. Sin lujos innecesarios, jugó un tenis práctico, cuidando el desgaste y adaptándose a las duras condiciones climáticas.

Un objetivo claro: el número uno mundial
Alcaraz tiene entre ceja y ceja recuperar el número uno del ranking ATP, actualmente en manos del italiano Jannik Sinner. Cada victoria en Cincinnati y el próximo US Open será clave para lograrlo. Con el triunfo ante Medjedovic, Alcaraz sumó su victoria número 50 de la temporada, un registro que alcanza por cuarta campaña consecutiva.
En octavos, se enfrentará al italiano Luca Nardi, quien avanzó tras el retiro del checo Jakub Mensik. Alcaraz ya sabe lo que es ganarle esta temporada, pues lo derrotó en Doha con parciales de 6-1, 4-6 y 6-3. El español mantiene una marca perfecta de 10-0 frente a rivales más jóvenes que él en el circuito principal, confirmando su dominio generacional.

Concentración, potencia y liderazgo en la pista
Ante Medjedovic, Alcaraz mostró un servicio poderoso con 12 aces y solo un momento de vulnerabilidad cuando cedió su saque en el segundo set con 3-2 a favor. Sin embargo, reaccionó con firmeza para retomar el control del encuentro.
El español también dejó claro que no solo manda con la raqueta, sino también en el trato con los árbitros. Durante el partido, reclamó al juez de silla Fergus Murphy por la activación demasiado rápida del reloj de saque. Aunque la explicación fue que se trataba de un sistema automático, Alcaraz dejó claro su inconformidad y defendió sus derechos en la pista.
En un torneo donde las condiciones rápidas y el calor abrasador hacen que cada punto cuente, Carlos Alcaraz avanza en Cincinnati como un contendiente sólido, tanto física como mentalmente, rumbo a la conquista de un nuevo título y con la mira puesta en el número uno mundial.
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