
Washington. El presidente Donald Trump elevó la tensión diplomática entre Estados Unidos y Brasil al imponer un nuevo paquete de aranceles del 50% sobre ciertas importaciones brasileñas, citando una “amenaza inusual y extraordinaria” bajo una ley de emergencia nacional de 1977. La medida excluye productos como aviones civiles, aluminio, estaño y fertilizantes.

Además, el Departamento del Tesoro estadounidense sancionó al juez Alexandre de Moraes, del Supremo Tribunal Federal de Brasil, por presunta violación de derechos humanos en el caso contra el ex presidente Jair Bolsonaro, acusado de intentar revertir los resultados electorales de 2022. La sanción implica el congelamiento de activos en EE.UU., en virtud de la Ley Global Magnitsky.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó las medidas como “injustificables” y defendió la soberanía, democracia y el respeto a los derechos humanos de su país. Lula también denunció la presión de actores políticos brasileños, como Eduardo Bolsonaro, para influir en la política exterior de Estados Unidos.
La Casa Blanca acusa al gobierno brasileño de ejercer presión indebida sobre plataformas tecnológicas estadounidenses, como X y Rumble, bloqueadas temporalmente por orden judicial por negarse a eliminar contenidos considerados peligrosos o desinformativos.
El Supremo Tribunal Federal de Brasil y el canciller Mauro Vieira reafirmaron la independencia del Poder Judicial y la disposición del país a defenderse, sin cerrar la puerta al diálogo bilateral con Washington.