
El nuevo acueducto de la Presa Solís hacia León, Guanajuato, incluido en el Plan Nacional Hídrico 2024-2030 del Gobierno de Claudia Sheinbaum, ha encendido alertas en Jalisco por su posible impacto en el Lago de Chapala, fuente de agua para más del 60% del Área Metropolitana de Guadalajara.

Este proyecto tiene como objetivo abastecer a entre 2 y 3.5 millones de habitantes de León y municipios del corredor industrial. Sin embargo, existe un acuerdo vigente que establece que, cuando la Presa Solís se llena, debe desfogar hacia el Lago de Chapala, por lo que el nuevo acueducto podría reducir el volumen destinado a este vaso lacustre, especialmente en periodos de sequía.
Expertos como Rodrigo Flores Elizondo (ITESO) y Fernando Rueda (consultor hidráulico) advierten que el ingreso de León al reparto de agua complicará la fórmula actual. “El acuerdo a favor de Chapala es frágil y no hay claridad sobre la extracción”, señala Rueda, quien pide mesas de trabajo con las autoridades involucradas.
El Gobierno de Jalisco, a través del secretario de Gestión Integral del Agua, Ernesto Marroquín Álvarez, reconoció la incertidumbre. “Nos preocupa que el acuerdo de distribución esté frágil”, afirmó, solicitando a la Conagua que presente el proyecto y sus implicaciones.
El acueducto busca suministrar 3.8 m³/s a León, lo que equivale a la mitad del volumen que el Lago de Chapala aporta a Guadalajara en promedio. Esto podría dejar a Chapala sin excedentes si la Presa Solís no llega a sus niveles máximos.
El pasado 18 de julio, la gobernadora de Guanajuato, Libia Dennise García, anunció el avance de los primeros 10 kilómetros de obra para este año. Especialistas como Carlos Ornelas (Universidad Panamericana) señalan la necesidad de tecnificar el Distrito de Riego número 11 para optimizar el uso del agua antes de modificar los acuerdos de la Cuenca Lerma-Chapala.